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ESPERANDO NADA

Necesito la lluvia, el frío;
el viento susurrando en mis oídos.

Necesito abrazarme y temblar.
Cerrar los ojos y volar.

Necesito la sal rodando por mis mejillas;
el sabor amargo y pesado ahogado en mi garganta.

Necesito el olor a tierra húmeda;
el recuerdo de la paz y de la fruta en la rama.

Y con el alma apretada, abrir las pupilas doradas
con esa esperanza triste que convive
con los que ya nada esperan.

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